A veces, durante las transiciones fuertes, puedes perder algunos hábitos arraigados. Ocurre cuando estás implementando un hábito nuevo, un nuevo horario de trabajo, o llega un cambio en tu vida que es tan importante que relega a todo lo demás. ¿Qué puedes hacer en esos casos?
Recientemente tuve una situación similar al integrar mi práctica de meditación ampliada en mi horario. Exigía tanto de mi tiempo que desequilibraba el resto de mis hábitos muy arraigados, como escribir en mi diario y trabajar en mis blogs y libros. Sin embargo, no estaba demasiado preocupada porque mis hábitos eran una parte muy importante de mí y sabía que no los perdería. Pero causó tensión entre mi nueva práctica y la cantidad de trabajo que tenía que hacer al final del año.
Entonces, esto es lo que hice.
Disfruta del viaje
Me sentí como si estuviera en una montaña rusa que no podría controlar, así que simplemente me subí. No me preocupé mucho porque sabía que las cosas eventualmente se calmarían. El pico de trabajo de fin de año en el que estaba eventualmente disminuiría y podría encontrar un lugar para mi meditación dentro de mi horario normal. Solo me aseguré de hacer todo lo urgente y dejé todo lo demás para más tarde.
Dos cosas me ayudaron a disfrutar del viaje. Una fue que siempre trabajo con anticipación porque nunca sé cuándo tendré que tomarme un tiempo extra de mi horario; esto me permitió disfrutar de un pequeño colchón. La otra era saber que quería expandir mi práctica de meditación, por lo que tenía que encontrar un lugar para todo lo que era importante para mí.
Aceptar el momento actual es la mejor política cuando no podemos cambiar algo.
Usa cualquier oportunidad
Cuando las cosas se calmaron un poco, me aseguré de volver a poner los elementos de mi rutina que sentía que faltaban. Este proceso tomó un par de semanas, pero poco a poco sentí que estaba recuperando el control de mi tiempo otra vez. No fue perfecto, y todavía tenía que resolver algunos temas. Por ejemplo, como tenía más trabajo en la oficina, estaba perdiendo parte del tiempo que había ganado con mis hijas, lo cual era inaceptable para mí.
Curiosamente, cuando comencé a meditar, comencé a despertarme más temprano, lo que me permitió comenzar a hacer ejercicio antes, así que encontré más tiempo para compensar el otro tiempo con mis niñas al comienzo del día. Pero solo descubrí esto cuando hice esos cambios. En otras palabras, fluir a través de los cambios me permitió ver lo que podía ganar de otras partes que no había considerado.
Este cambio me ayudó a esbozar cómo quería que fuera mi rutina ahora.
Practica la iteración
Una vez que hayas iniciado tu nueva normalidad, ten paciencia. Las rutinas no encajan inmediatamente. Incluso podrías encontrar un equilibrio nuevo solo para perderlo otra vez simplemente porque no está 100% en su lugar. Sé paciente, ya que este proceso es inevitable. Sigue probando y modificando como trabajas como un científico en un laboratorio. Usa experimentos y sigue disfrutando del viaje.
Intenta establecer el 80% de tu horario y solo modifica el equilibrio. Podrás relajarte sabiendo que tendrás la mayor parte de lo que te importa en orden. Y luego, sigue adelante, sé persistente. ¡Verás que encontrarás tu rutina nueva y mejorada!