Diseñar tu organización y la forma en que fluye el trabajo de una parte de la empresa a la siguiente es un trabajo que seguirá siendo una de tus principales responsabilidades como líder. La estructura subyacente de una empresa es, a final de cuentas, lo que determina todo lo demás.
Una estructura se compone de varias partes: en primer lugar, es la configuración de la organización, ya sea de matriz, funcional o divisional. Determinar cómo se organizan los equipos dentro de un departamento es el primer paso para crear una estructura. Para obtener más información sobre configuraciones, consulta mi libro, Heptagrama. En segundo lugar, se deben identificar y asignar cada uno de los puestos y responsabilidades del equipo, definiendo quién hace qué y cómo fluye el trabajo dentro del equipo y entre equipos.
Los posibles problemas
La configuración de tu empresa debe respaldar a tu negocio en lo que quiere lograr. A menudo, el cuello de botella en la empresa suele ser su estructura, no sus personas. Por ejemplo, si tienes una estructura simple, donde todo debe ser aprobado por un ejecutivo, esa persona puede ralentizar el flujo de trabajo debido a la congestión de la demanda de aprobaciones. Cuando una empresa crece lo suficiente, es aconsejable pasar a una organización funcional que esté dividida en departamentos, donde cada gerente pueda tomar decisiones.
Otro posible problema es asignar responsabilidades poco a poco. Si alguien no es responsable de un área completa, es posible que se pierdan partes de los puestos. Por ejemplo, podrías asignar la facturación de ciertos artículos, llamémoslos producto A, a un equipo y la facturación de otros, producto B, a un equipo diferente. El problema con esto es que a medida que la empresa crece, es posible que los nuevos artículos que deben facturarse no sean responsabilidad de nadie. Si la empresa inventa el producto AB, es muy fácil olvidarse de la facturación hasta que alguien se dé cuenta.
Generalmente, prefiero asignar la responsabilidad de la facturación completamente a un solo equipo, de modo que solo una parte sea responsable. Cuando los puestos se asignan de esta manera, no se perderá nada y todos sabrán con quién hablar para cada tarea.
Asegúrate de que tus flujos de trabajo sean uniformes. Si alguien hace una actividad un día y otro la hace al día siguiente, provocará confusión y falta de responsabilidad. Cuando se puede evitar y crear coherencia en un puesto también aumentará la eficacia. Tus equipos se convertirán en expertos en sus puestos, ahorrarán tiempo porque son muy competentes y otros sabrán con quién hablar sobre ese puesto específico. Con el tiempo, las personas pueden cambiar de puesto, pero mantener esa uniformidad será clave.
La estructuración de tu empresa nunca termina porque ella y su entorno cambian constantemente. Por lo tanto, asegúrate de que tu estructura evolucione y te prepare para el éxito y el crecimiento.
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