La agonía del escritor. No soy la primera en escribir sobre esto y estoy segura de que no seré la última. Aun así, trataré de contar mis experiencias personales e intentaré inspirar algo positivo de este sentimiento tan profundamente incómodo.
Estoy editando mi libro de negocios, que es una exploración de lo que he aprendido sobre desarrollar una empresa; es, en esencia, el manual de negocios que me gustaría haber tenido cuando empecé como emprendedora. Pensé que el proceso de escribirlo sería la parte más difícil y que la edición sería lo más fácil; lo único que tendría que hacer sería contratar a un gran profesional y el resto avanzaría sin obstáculos.
No ha sido como lo esperaba. Editar mi libro ha sido tan difícil como escribirlo. Durante este proceso, mi editor me está haciendo ver todos mis errores, como lugares donde he redactado mal e información desorganizada. A veces destaca partes en las que me hace falta describir o investigar mejor los temas.
Leer algunos de los comentarios a veces me hace sentir como si estuviera siendo torturada; hasta el punto de no querer volver a abrir el documento. Tengo que obligarme a hacerlo. No estoy exagerando.
Pero después de tanto esfuerzo, no me voy a rendir. Así que mi solución es marchar hacia adelante ignorando la incomodidad. Me pongo fechas límites y me siento hasta completar el hito del día. Pero el fastidio continúa, y me pregunto por qué esto es tan difícil.
Mi conclusión es que este es el dolor del crecimiento. Finalmente me doy cuenta de por qué las personas dicen que escribir un libro es tan difícil. Escribir te obliga a enfrentarte a cosas con las que de otra manera no te habrías topado, como tu disciplina o tu falta de esta, la calidad de tus habilidades de redacción, tu conocimiento de los temas, y tener suficiente resistencia pura. Debido a que muestra tan claramente las partes en las que puedo mejorar, también es un camino expedito hacia el crecimiento.
Pasar por la dificultad de responder y resolver todos los comentarios de mi editor es una experiencia valiosa: me recuerda que siempre puedo aprender más y que, después de aprender, las cosas (eventualmente) se vuelven más manejables. Aprender no siempre es divertido, pero espero que el resultado final sea que me convierta en una mejor escritora. Tengo esperanza, ya que en el pasado me he enfrentado a desafíos similares, aunque durante un periodo menos extenso.
El año pasado escribí y después publiqué un libro para niños. Este proceso también fue complicado. Primero, no sabía sobre qué escribir, pero después de tres intentos escribí una historia que me encantó. El siguiente paso fue encontrar a una editora que leyera mi historia, y mi asistente y yo también seleccionamos a una ilustradora para el cuento.
Tres meses más tarde, después de pensar mucho sobre los personajes y el diseño perfecto, terminamos el libro. Tuve que aprender sobre cómo publicarlo y finalmente publiqué mi libro dos meses después de mi fecha límite. En retrospectiva, los pasos parecen muy simples, pero no lo fueron. Cada fase estuvo llena de incertidumbre y dudas y en ocasiones me enfrenté a obstáculos, especialmente al final, cuando pensé que me sería imposible terminar el libro a tiempo.
Este año escribí mi segunda historia y, comparada con la del año pasado, ha sido muy fácil. Puedo ver el impacto que esa experiencia inicial ha tenido en este otro proyecto. Por ejemplo, ya tenía a una editora que me encantaba y volví a trabajar con ella. También empezaré el trabajo de las ilustraciones en enero con la misma ilustradora con la que trabajé anteriormente. Sobre todo, me siento cómoda con el proceso. He aprendido cómo publicar yo misma un libro para niños, y me siento emocionada por la idea de publicar este nuevo libro.
Mientras tanto, es momento de seguir editando mi libro de negocios. Tengo la esperanza de que, la próxima vez que escriba uno, será un poco menos doloroso.