¿Has notado que eres bastante productivo en algunos lugares mientras que en otros te sientes relajado o relajada en cuanto llegas allí? El entorno puede tener una gran influencia en nuestros hábitos y en cómo trabajamos. Algunos lugares pueden incluso alterar nuestro estado de ánimo. Algunos pueden llenarnos de paz y una sensación de bienestar, mientras que otros pueden generar ansiedad o estrés.
Podemos notar el efecto de la ubicación con más claridad cuando nos vamos de vacaciones. Por lo general, los lugares en los que vacacionamos nos dan un tipo de energía diferente. Nos sentimos diferentes en el momento en que vemos el agua y tenemos una bebida fría en la mano. Esta relajación nos permite desconectarnos de la vida diaria y puede dar lugar a nuevos pensamientos y posibles acciones a medida que vemos nuestra vida desde esa nueva perspectiva. Para mí, es fascinante identificar el tipo de energía que nuestro hogar y nuestras oficinas tienen para nosotros cuando regresamos.
Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo ya sea en casa o en el trabajo. ¿Qué pasaría si cambiáramos conscientemente la forma en que interactuamos con estos lugares para ser más proactivos sobre cómo usamos nuestro tiempo en cada uno?
Define qué es lo que quieres
Primero, es fundamental definir cada espacio. Por ejemplo, es posible que desees asociar tu hogar con el descanso y la paz, mientras deseas llenar tu oficina con mucha energía y productividad. Como madre, entiendo lo difícil que puede ser tener un segundo de paz en nuestros hogares, especialmente cuando nuestros hijos son pequeños, pero es fundamental crear pequeñas islas de tranquilidad en nuestro día para renovarnos.
Muchas veces, la sensación que tenemos en nuestros hogares puede confundirse con la productividad, y si bien es posible que desees eso si tienes una oficina en el hogar, es mejor definir cuál es el fin de cada área.
Si trabajas desde casa, puedes concretar claramente el espacio para tu trabajo y un área definida para las interacciones y el descanso de la familia. Por ejemplo, puedes tener una silla especial para sentarte que utilices para leer, de modo que, cada vez que te sientes allí, tomas un libro.
Las acciones que tomamos
Cuando ya sabemos lo que queremos, es momento de programar esos espacios para evocar el tipo de energía que buscamos. La sensación que obtenemos de los lugares que habitamos depende en gran medida de lo que suceda en ellos. A veces no podemos descansar en áreas que se supone que son para relajarnos. Eso puede deberse a que hemos mezclado lo que hacemos allí. Si llevamos trabajo a nuestra sala de estar y nos relajamos allí, lo asociaremos a ambas actividades. Si deseas un lugar para descansar, deja tu trabajo en tu espacio de productividad.
De la misma forma, un espacio de trabajo puede llamarte a la acción. Somos criaturas de hábitos y tratamos de ahorrar la mayor cantidad de energía posible haciendo que nuestros comportamientos sean automáticos. Si nos sentamos en un escritorio todas las mañanas y comenzamos nuestro trabajo, nuestros movimientos comenzarán a repetirse cada mañana. Nuestras acciones serán más simples y nos pondremos a trabajar rápidamente.
Por otro lado, si cambiamos de ubicación con frecuencia, podría ser más difícil crear un hábito que te inspire de inmediato a la productividad. Crea una rutina en el lugar o lugares donde quieras ser productivo para que tus movimientos se vuelvan inconscientes.
Actúa de forma deliberada
Crea los hábitos que deseas inculcar en cada espacio teniendo lo que necesitas físicamente cerca de ti. En tu trabajo, querrás configurar tu oficina para fomentar tu productividad tanto como sea posible. Si tienes un espacio en casa donde trabajas, te recomiendo que imites las necesidades de tu oficina allí, organizando tu escritorio o mesa, computadora y lápices, por ejemplo.
Del mismo modo, si deseas un lugar en el que te sientas relajado mientras lees, puedes configurarlo para recibir justo eso. Coloca los muebles de manera que te ayuden a descansar y tener cerca todo lo que necesitas, como mantas o cojines.
Podemos hacer que nuestros espacios funcionen para que generen lo que queremos de ellos y aprovechar al máximo el tiempo que pasamos allí. La ubicación puede ser una herramienta poderosa para ti y tu trabajo.
