Ayer hablé con mi prima sobre la creación de una buena rutina. Su horario y rutina actuales tienen mucha integridad, lo que significa que es fuerte, no falla y funciona bien de manera consistente y confiable. Debido a que tiene tanta integridad en su rutina, no ha tenido problemas para agregar más prácticas poco a poco (en su caso, la meditación y escribir un diario) a su vida diaria.
Después de hablar con ella me di cuenta que una rutina como la de ella es la base para el éxito en todo lo que te propongas.
El primer paso para convertirte en una máquina de productividad es crear una rutina sólida en la que puedas confiar y que sea resiliente. Una rutina bien estructurada puede recuperarse si encuentra un obstáculo. Puede regresar a su forma original si sales de vacaciones o tienes que ausentarte por enfermedad. También puede asumir más poco a poco.
Crear tu rutina
Entonces, si quieres mejorar en hacer que las cosas sucedan, empieza a crear una rutina. Piensa en ella como la base de tu vida. Si apenas estás comenzando, inicia por darle consistencia. No tienes que agregar muchos elementos; comienza con lo básico: ejercicio, trabajo, comida, tiempo con tu familia, etc.
Una vez que la tengas, empieza a practicar. Después de todo, una rutina es un tipo de práctica, no tienes que esperar perfección desde el principio, o nunca. Intenta juntar las piezas para ver cómo funciona mejor el rompecabezas. Es posible que descubras que algunas partes deben incluirse, pero que encajan mejor en diferentes momentos o que necesitas dividirlas en dos. Por ejemplo, es posible que hayas comenzado tu rutina de ejercicios por la noche y luego te hayas dado cuenta de que tu rutina de ejercicios es mucho mejor por la mañana (mi preferencia personal), o quizás te hayas dado cuenta de que las reuniones de trabajo son mejores para ti por la tarde.
Configurar tu rutina es un proceso continuo de prueba y error, experimentando con lo que funciona mejor para ti a medida que la vas afinando.
Asegúrate de que sea sólida y ponla a prueba
Luego, cuando tu rutina esté configurada como te gustaría tenerla, practícala durante algunas semanas hasta que sientas que es parte de ti por completo. A veces, puede tomar más tiempo o más práctica hasta que se vuelva tan sólida que unas vacaciones o una enfermedad no la desequilibren. Cuando ya la hayas probado y hayas llegado a un punto en el que tengas confianza en tu rutina, sabrás que tiene una estructura sólida como una roca.
Esta infraestructura será entonces la base a la que añadirás todo lo demás. Una vez que todo esté listo, agrega el siguiente elemento que desees a tu rutina. Puede ser la lectura, la meditación o incluso un pasatiempo. Encuentra un espacio para ello, pruébalo y luego mira cómo se mantiene en tu horario.
Al agregar algo, busca consistencia en vez de intensidad. Entonces, en lugar de leer un libro a la semana, ¿qué te parecen 5 minutos de lectura por noche? Cuando agregas el elemento nuevo poco a poco, no te pones presión. Así, antes de que te des cuenta, estarás leyendo por más tiempo y podrás establecer nuevas metas para ti.
Si tu rutina es sólida, no tendrás problemas para hacer cosas nuevas porque ya habrás desarrollado una comprensión sólida de cómo funciona tu tiempo. Con el tiempo, puedes seguir mejorando la forma en que completas cada elemento de tu horario.
Desarrollar una rutina es una práctica interminable. Sigue iterando; con el tiempo, se volverá fuerte y resistente y será la base de todo tu éxito.