Mejora tus rutinas diarias y mejora en todo lo que haces

La vida se trata de aprender: desde el momento en que nacemos, empezamos de cero con todo, desde hablar y caminar hasta vestirnos, leer y escribir. Aprender a hacer algo una sola vez es solo la mitad de la historia: lo verdaderamente valioso está en mejorar estas habilidades todos los días. Podemos perfeccionar no solo en el trabajo sino también personalmente. Cuanto más rápido y más eficientemente podamos hacer lo que hacemos, mejores serán nuestros resultados y mayor será nuestra calidad de vida.

Recuerdo esta práctica de mejora en un viaje reciente. Hicimos un viaje en familia, y cuando regresé, noté que me sentía mejor y que volver a mi rutina no fue tan difícil como antes, todo porque implementé la práctica de la mejora continua. Debido a que cruzamos el Atlántico, naturalmente sufrimos el jet lag, pero todos dormimos una larga siesta en el avión de regreso a casa, lo que ayudó a compensar los efectos del cambio de horario. También hice ejercicio todo el tiempo que estuve en el viaje, lo que me hizo mantener mi rutina durante el tiempo que estuve fuera. Me sentí mejor en general y no tan culpable por permitirme comer los deliciosos postres con los que fui tentada. Estos pequeños cambios marcaron una gran diferencia para volver a mis rutinas normales.

Y así como puedes mejorar la calidad de tus vacaciones, puedes trabajar en todo aspecto de tu vida, desde cómo te vistes hasta cómo delegas en el trabajo.

Dónde aplicar este concepto

La mejora constante te llevará a diferentes niveles en el trabajo. Puede ser que la primera vez que delegaste algo en el trabajo, simplemente hayas explicado algo a la persona y nunca regresaste a ver cómo le fue. Entonces, tienes un problema, y te das cuenta de que lo que en realidad hiciste fue desentenderte de esa tarea. Así que la próxima vez, estás disponible para preguntas y en comunicación con el equipo.

Con el tiempo, desarrollarás un instinto sobre cuánto apoyo brindar a una persona para que se sienta empoderada para tomar sus propias decisiones, pero que también sepa que puede contar contigo cuando lo necesite. A medida que ganes más experiencia y tengas la intención de recibir comentarios, tus habilidades de delegación mejorarán. Todo se reduce a querer aprender y mejorar continuamente.

En el trabajo, se puede mejorar todo constantemente: cómo organizas tu horario cada día, cómo abordas tu lista de tareas pendientes, cómo administras tus reuniones, etc. Se trata de prestar atención y hacer pequeñas mejoras cada vez que puedas. No hay necesidad de que te sientas abrumada, solo observa las diferentes cosas que puedes hacer y toma medidas. Si no puedes encontrar nada en un área específica, excelente: enfócate en otra cosa.

Este concepto también funciona para tu vida personal. Puedes mejorar cuidadosamente tu forma de vestir y aprender qué ropa te hace sentir bien; cómo arreglas tu casa y la decoras; las rutas que tomas para ir al trabajo; cómo haces tus tareas en casa. Siempre puedes encontrar atajos o como incrementar la calidad de todo lo que haces, solo sigue aprendiendo y aplicando. Si algo no funciona, déjalo pasar rápidamente y sigue adelante, y ve agregando las actividades que quieras probar. Sigue iterando y verás que la vida seguirá mejorando.