Date permiso para poder enfermarte

Como empresarios y profesionales, raramente nos permitimos el tiempo para estar enfermos. Estamos tan ocupados con todas nuestras ocupaciones que casi no nos damos tiempo para descansar. Y cuando inevitablemente nos enfermamos, a veces la única opción es tomar tiempo libre. Tal vez tomemos un día o dos, pero los pensamientos de todo lo que tenemos pendiente no dejan de dar vueltas en nuestra cabeza porque nos sentimos culpables hasta por detenernos un segundo.

Ya tengo más de dos semanas enferma con un virus potente (no es COVID-19). Durante esas dos semanas, la enfermedad me obligó a tomarme un día de descanso cada semana. Después de los días iniciales en los que tomé un descanso, pensé que ya lo había superado, pero no fue así. Tenía dos o tres días sin síntomas y luego tenía que quedarme en cama el día siguiente para recuperarme. Me sentí culpable la primera vez que tuve que quedarme en cama, pero tenía que seguir dándome permiso para recostarme y esperar.

Para el segundo día, ya tenía práctica y me fue más fácil darme el espacio para recuperarme. Cancelé todas mis reuniones sin sentimientos de culpa. Descubrí que no pasó nada por tener que hacerlo. Cierto, algunas cosas no han progresado tan rápido como lo habrían hecho en un universo alterno, pero la realidad es que no somos máquinas. No podemos avanzar sin parar.

Tenemos cuerpos físicos que necesitan recuperarse; necesitan alimento, descanso y, a veces, se descomponen, lo que requiere curarse.

Nuestra cultura tiene la idea de que somos invencibles, capaces de ir a máxima velocidad sin importar nada. La ironía es que somos mejores cuando descansamos. Cuando permitimos que funcionen los ritmos naturales de nuestros cuerpos orgánicos y físicos, podemos hacer mucho más.

Además, es interesante que estar enfermos nos da tiempo para pensar. Parecido a tomar vacaciones, aunque no tan placentero, estar enfermos permite que todos los elementos secundarios queden relegados y revela lo esencial. Cuando tienes una enfermedad y no puedes trabajar, descubres lo que realmente depende de ti y lo que no. Esta información es útil porque nuestras responsabilidades cambian todo el tiempo.

Si hubiera tenido este virus hace dos años, la información que habría obtenido no habría sido la misma que conseguí durante esta enfermedad. Y espero que también sea diferente a la información que obtendré dentro de dos años.

¿Qué es lo que aprendí? Aprendí que paso mucho de mi tiempo en proyectos que he elegido y que me hacen feliz. También aprendí que mi horario se mueve en la dirección que quiero, pero aún tengo que mejorar algunas cosas. Además, este tiempo me permitió innovar. Me he reunido con dos de nuestros equipos casi todos los días porque estamos trabajando en proyectos. Son equipos nuevos y los he estado entrenando en administración de proyectos. Dado que no puedo reunirme con estos tan seguido como antes de que me enfermara, encontramos algunas alternativas. El cambio principal es que les di una mayor capacidad de seguir adelante por cuenta propia. Esa era la meta propuesta, pero no había notado que ya estaban listos o casi listos antes de mi enfermedad. Ahora, no me reuniré tan seguido con ellos, incluso cuando me recupere de este virus.

Al estar enfermo, no todo es negativo. Tómate el tiempo para recuperarte cuando tu cuerpo te pida un descanso; te alegrará haberlo hecho.