Todos tenemos altibajos: en un momento todo parece estar funcionando bien y al siguiente encontramos algo que nos molesta. Estos altibajos, este cambio constante, son parte del ser humano. Solo aguanta y sigue avanzando por la bajada actual, recordando que este momento también cambiará.
Cada paso que des en la dirección que has elegido, por difícil que sea, te hará más fuerte. Cuando estés pasando por un período difícil, recuerda que cuanto más fuerte seas, más podrás lograr en el futuro. Piensa en ello como si estuvieras entrenando para una caminata difícil: al principio, es posible que apenas hayas podido caminar durante 30 minutos. Pero si cada semana entrenas constantemente, pase lo que pase, pronto recorrerás senderos que nunca imaginaste poder completar. Cuanto más entrenes, más difíciles serán los caminos que podrás tomar, porque serás más fuerte y tendrás más resiliencia.
Así es la vida. Cuantos más desafíos hayas conquistado, más fuerte te volverás. Cuando me convertí en madre por primera vez, difícilmente podía imaginarme cuidando a mi hija y a la vez mantener mi trabajo. Sentí que me estaba aferrando a mi carrera y a mi maternidad con las uñas, pero aprendí y me hice más fuerte.
Ahora tengo un trabajo más grande y dos hijas más. Cada nueva experiencia me enseñó lecciones y me hizo más fuerte y resiliente. Crecí y sigo creciendo.
Pero la montaña rusa continúa y continuará pase lo que pase. La vida cambia y eso está bien. Esas son las reglas y no podemos cambiarlas. Pero podemos cambiarnos para ser los mejores jugadores que podamos ser. Podemos aprender a aceptar los cambios y estar presentes donde estamos, ahora mismo, no en otro lugar, ni dentro de una semana o el fin de semana. Debemos estar aquí ahora, exactamente en el punto en el que estamos en la montaña rusa.
¿Quién sabe? Es posible que te lleves una sorpresa al estar exactamente donde estás, encontrando alegría en este momento.