Trato de mantener mi horario moviéndose al mismo ritmo todos los días. Sigo una rutina en la que trabajo en pequeños incrementos y avanzo con mis proyectos y metas. En algún momento, ya sea debido a que se acercan días libres o porque tengo mucho que hacer, llego a un punto crítico, un momento en el que debo trabajar en muchos proyectos a la vez. El tiempo parece ser insuficiente y siento que me jalan en un millón de direcciones diferentes.
Con el tiempo, he encontrado formas de manejar estas situaciones, pero nunca es fácil. Si tienes mucho trabajo en este momento, aquí hay algunos consejos que me han funcionado.
Organízate antes de tiempo
Es en estos momentos cuando la organización es de mucha ayuda. Programar tu horario antes de tiempo y trabajar con anticipación siempre que puedas, no tiene precio. Por ejemplo, sabía que esta semana iba a estar apretada. Por lo tanto, tomé una hora el sábado para organizar mis reuniones y mi agenda con suficiente tiempo de antelación.
Programé reuniones con todas las personas que necesitaba ver y trabajé con anticipación donde pude. Limpié mis bandejas de entrada del correo para asegurarme de que no tenía nada que me distrajera de mi lista de pendientes. Cuando llegué al trabajo el lunes, sabía que tenía mucho que hacer, pero yo ya me había preparado. Sabía que, si me apegaba a los intervalos de tiempo que establecí para mí, no tendría problemas para terminar la semana.
Delega donde puedas
Cuando tenemos mucho que hacer, la presión a veces nos obliga a delegar donde de otro modo no lo hubiéramos hecho. Estas ocasiones pueden ayudarnos a apoyarnos en los demás y descubrir sus fortalezas, que quizá antes habían estado escondidas.
Considera estos momentos como una oportunidad para conocer a tus equipos, probar lo que puedes delegar, y experimentar cómo otros crecen en sus puestos. A medida que trabajes con otras personas, ellas crecerán y tú también. Da el primer paso y haz lo mejor que puedas con los recursos que tienes a tu disposición.
No te resistas
Disfruta el viaje. Tus días serán ajetreados, y si aceptas la realidad de esos días, al menos no desperdiciarás tu energía preocupándote por todo lo que está sucediendo. Simplemente fluirás y avanzarás con todo lo que debes hacer. Quién sabe, incluso podrías disfrutarlo.
Solía resistirme a los días con mucho trabajo, y hasta cierto punto, todavía lo hago. Me gustan más mis reuniones cuando están espaciadas con descansos en medio. A medida que he practicado el manejo de este tipo de días, también he aprendido a pasar de una actividad a la siguiente con más facilidad. Estos días son una buena práctica para que en el futuro puedas aprender a fluir cuando los tiempos sean menos estresantes.
Encuentra la alegría en la intensidad y fluye con tu trabajo. Descubrirás que lo que haces será mucho más placentero.