La nueva pandemia del coronavirus tiene que ser una de las experiencias más desafiantes y extrañas que hemos experimentado. Todos nos hemos tenido que adaptar de la mejor forma posible. Me encuentro escribiendo a finales del 2020, más de medio año después de que la pandemia empezara para mí, y parece ser un buen momento para evaluar mi enfoque durante ella para ver qué puedo aprender.
Tuve una cirugía leve el 12 de marzo, unos días antes de que cesaran las actividades en nuestra ciudad. Debido a que era mi primera cirugía, solo había estado pensando en mi recuperación. Después, cuando tuvimos que cerrar nuestra oficina y pasar al trabajo remoto el siguiente lunes, la cirugía quedó eclipsada por la orden de trabajar desde casa por tiempo indefinido. En el transcurso de dos días, mi vida cambió a una lucha por establecer lo básico de mi vida: la educación de mis hijas, tener lo necesario para nuestra casa en este nuevo entorno, y, lo más aterrador de todo, qué le pasaría a nuestra compañía. Esa primera semana fue llena de miedo y acciones rápidas para poder adaptarnos.
Después, lentamente empecé a recobrar mi equilibrio. Sabía que esta situación era grande, mucho más grande que cualquier otra experiencia de mi pasado, y sabía que sería un periodo determinante para un número sin precedentes de personas y compañías. Quería enfrentarme a este desafío con flexibilidad y probar que podíamos usar este cambio como una oportunidad para adaptarnos. Claro, en ese momento no sabía lo que esto implicaría, pero sabía que lo principal era mantener estabilidad mental durante el proceso. También quería producir algo bueno con el tiempo extra que tendría debido a que no viajaría ni asistiría a eventos en persona.
Me pasé los primeros meses atendiendo la escuela en casa de mis hijas y haciendo que la transición de nuestros equipos para el trabajo remoto fuera lo más fácil posible. También debía supervisar nuestro camino como empresa por esos tiempos turbulentos hasta el lugar en el que estamos ahora. Mi meta era asegurarme de que la compañía pudiera seguir funcionando en el futuro. Fueron tiempos de mucha ansiedad, y descubrir cómo manejar la nueva realidad requirió de mucha energía, pero lentamente las cosas empezaron a mejorar y todos nos acostumbramos a ella.
Cuando las cosas se calmaron un poco y los hábitos empezaron a regularizarse, empecé a planear lo que quería hacer, ya que quería usar este tiempo especial de forma productiva y hacer las cosas que nunca había podido. Una de las cosas en las que no había tenido la oportunidad de trabajar era mi plataforma de mercadeo como autora, lo que incluía mi presencia en redes sociales. Los publicistas de libros quieren ver que un autor o autora tiene una presencia en línea fuerte. Antes del COVID, me había enfocado principalmente en escribir y en desarrollar lentamente un público en Medium, Facebook y LinkedIn.
Mi plan original había sido publicar mi libro este año sin una plataforma establecida. Ahora me doy cuenta de que este habría sido un error. Con este nuevo conocimiento, decidí que este sería mi proyecto: el mercadeo como autora y aprender como publicar mi libro.
Empecé a tomar un curso de mercadeo y consulté con una experta en la industria sobre cómo desarrollar mi marca de autora en mayo. Esta fase inicial duró unos dos meses. Después me puse a trabajar en mi presencia en redes sociales, en mi marca personal, mi blog, mi sitio web y mi boletín. Han pasado algunos meses para que pueda descubrir lo que funciona en mi caso, responder las preguntas que tenía, e implementar las soluciones. Por ejemplo, una de las grandes preguntas que tenía era en relación al idioma en mis redes sociales. Había estado publicando en Instagram en español y en LinkedIn en inglés. Sin embargo, recibí sugerencias de que debía publicar en ambos idiomas simultáneamente, ya que esto me permitiría llegar a ambas audiencias mejor.
No podría haber echo estas cosas si el año hubiera seguido su rumbo planeado. Claro, sí hemos tenido que dejar muchos de nuestros planes, pero me reconforta el hecho de haber invertido el tiempo en desarrollar algo que de otra manera no se hubiera hecho realidad.